El desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación trajo consigo toda una transformación de la sociedad, ya que significó un “nuevo idioma” en el que, casi por obligación todas las personas han debido adentrarse con el fin de entenderlas y utilizarlas de la manera más óptima posible.
El sector educativo no ha sido y no debe ser ajeno a dicha situación, ya que es indispensable que a la par que la sociedad se va transformando, así mismo lo haga la educación en función de la formación integral de los individuos y las nuevas generaciones, logrando competencias acordes a las dinámicas sociales y culturales que les traerá la vida civil y profesional.
Si hablamos de la pertinencia del uso de móviles dentro de una institución educativa y, en general, cualquier tipo de dispositivo electrónico que permita el ingreso a plataformas, aplicaciones, redes, entre muchas cosas que podemos encontrar en la web mientras estamos en el aula de clase, podríamos asegurar que es más que acertada la presencia de dichos elementos en los claustros académicos, sin embargo es fundamental que se trabaje de manera conjunta e integral con la comunidad educativa, para que el uso de toda esta tecnología tenga siempre un verdadero horizonte enfocado al aprendizaje y al desarrollo armónico de la sociedad en general.
Desde otra perspectiva podemos decir que también se hace imperativo el cambio de estrategias y dinámicas pedagógicas dentro de las aulas de clase, en función de la familiaridad que tiene el estudiantado contemporáneo con las tecnologías de la información y la comunicación que tanto puede ayudar a fortalecer los procesos de enseñanza aprendizaje, tomando como insumo infaltable para este proceso la planeación intencional y rigurosa del maestro, lo que a su vez lo invita, por obligación, a hacerse ágil en el manejo de las ya mencionadas tecnologías.
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